Aurelio Martín «La mejor manera de reivindicar la política es ejercerla. Estoy convencido de que nuestra ciudad la necesita».

Intervención de Aurelio Martín, portavoz municipal de Izquierda Unida y Concejal de Movilidad y Medio Ambiente del Ayuntamiento de Gijón/Xixón en el Debate del Estado del Municipio

Buenos días a todas y a todos, y muchas gracias, señora alcaldesa.

Hace un año, por estas mismas fechas, celebramos el último debate sobre el estado del municipio. Dediqué entonces una parte importante de mi intervención a proponer un nuevo contrato con los gijoneses que nos permitiera pasar de la resistencia a la recuperación. El debate al que asistimos hoy es otro, y gira necesariamente en torno a un balance de lo hecho cuando quedan apenas unos meses para que finalice el mandato.

Tratándose de esto, de intentar presentar un balance no solo de gobierno, sino fundamentalmente de ciudad, no puedo evitar volver a las dos palabras que utilicé hace un año porque creo que nos son comunes a todos los gijoneses. Resistir y recuperar, recuperarnos, han sido los dos empeños colectivos de este tiempo. A ellos hemos dedicado todos nuestros esfuerzos.

Gijón ha sabido resistir a una pandemia que de un día para otro lo trastocó todo. Las prioridades de un gobierno que empezaba a andar cambiaron de la noche a la mañana para dar respuesta a la emergencia sanitaria y sus consecuencias: contribuir a un escudo social que no dejara a nadie atrás, sostener la actividad económica y el empleo, con más de 50 millones de euros movilizados en una concertación social de urgencia, y adaptar nuestro espacio urbano y nuestros servicios públicos a una nueva realidad. 

La guerra en Ucrania y su impacto en la economía y el mercado energético europeos alarga este ejercicio de resistencia. Lo hace para muchos gijoneses, que ven cómo la inflación se come mes a mes unos salarios que no crecen, y lo hace para ayuntamientos como el nuestro, en el que la irresponsabilidad política de la mayoría de esta Corporación pone en riesgo los recursos necesarios para el sostenimiento de nuestros servicios públicos. 

Primera intervención de Aurelio Martín en el Debate del Estado del Municipio

No es posible, por tanto, explicar estos años sin hacer referencia a estas dos crisis globales y a cómo han impactado – y siguen haciéndolo– en nuestra ciudad. La acción de gobierno durante los años 2020 y 2021 estuvo orientada a una resistencia colectiva que se alarga. Y lo hizo con una administración municipal que se ha quedado obsoleta y cuyo funcionamiento ha sido también, en ocasiones, objeto de resistencia

Los tímidos avances de este mandato para reorganizar y modernizar la administración municipal, simplificar los procedimientos administrativos y articular una fiscalidad suficiente y progresiva no han servido para conseguir el objetivo que nos proponíamos. Los ocho años de gobierno de la derecha legaron a la ciudad un ayuntamiento ineficaz, sin un solo proyecto en los cajones, con una reducida capacidad de financiación y con deudas millonarias: un ayuntamiento que debía 70 millones de euros a los vecinos con cargo a las subvenciones para la rehabilitación de fachadas

Escribe el poeta Luis García Montero que “la mentira convierte las palabras en un instrumento afilado de corrupción”. Junto a las dos crisis globales y a la hoja de servicios de la derecha, el populismo ha sido el cuarto elemento que ayuda a explicar estos años de mandato. La desinformación, cuando no directamente la mentira, han actuado como un ruido ensordecedor cuando nuestra ciudad menos lo necesitaba. A ello ha contribuido también una estrategia de judicialización de la política que deteriora el ejercicio democrático.

Con todo, Gijón ha resistido e iniciado este año una recuperación a la que este gobierno ha querido imprimir un carácter trasformador. El Gijón de 2022 no es el Gijón de 2019. Hoy nuestra ciudad avanza con un modelo y una agenda homologables a las de cualquier ciudad europea en un contexto de emergencia climática. Una hoja de ruta para diseñar una urbe a escala más humana, que facilite un nuevo modelo de relación económica y social de las personas con nuestro entorno más cercano, y lo haga desde el redescubrimiento de una naturaleza urbana que nos dote de una mayor sostenibilidad y resiliencia para el futuro. Cuidar hoy el planeta es cuidar la salud y el bienestar de las personas.

Hablar de la ciudad verde en Gijón es hablar de Izquierda Unida. Mi fuerza política ha sido protagonista a lo largo de los años del desarrollo de políticas de protección y conservación del medio ambiente en nuestro concejo, en ocasiones desde la participación en los gobiernos y otras veces desde la negociación exigente de los presupuestos. 

El 30 de enero de 1998, el entonces portavoz de Izquierda Unida, Jesús Iglesias, anunció que mi fuerza política había alcanzado un acuerdo presupuestario con el Partido Socialista de Vicente Álvarez Areces. El pacto se concretó en unas cuentas expansivas que a propuesta de Izquierda Unida destinaban 200 millones de pesetas a la creación de un jardín botánico en Gijón.

El próximo mes de abril, el Jardín Botánico Atlántico cumplirá veinte años desde su inauguración. A lo largo de este mandato, integrado ya en el área de Medio Ambiente del Ayuntamiento, el jardín ha recuperado la característica que lo define: su actividad científica, incorporándose de la mano de la Universidad de Oviedo a numerosas redes internacionales y constituyéndose en sede de congresos, jornadas y encuentros de ámbito nacional, europeo e internacional. Lo ha hecho a la vez que mejoraba el mantenimiento y cuidado de las colecciones de planta viva; que ofrecía una mimada programación para todos los públicos todos los fines de semana; que mejoraba las instalaciones, con un plan que lo dotará de aula didáctica, nuevo laboratorio y cafetería; y a la vez también que se incorporaba a proyectos de ciudad, como las actuaciones de renaturalización urbana enmarcadas en el Gijón Eco-resiliente. Por primera vez en sus veinte años de historia, el Jardín Botánico cuenta además con un protocolo de colaboración con el Principado de Asturias que lo vincula a sus programas de conservación de la biodiversidad

Evolución paralela ha tenido el Acuario de Gijón durante estos años. Su imbricación con la ciudad a través de iniciativas de concienciación y educación ambiental, su ambicioso proyecto de ampliación o su reciente incorporación a la Red de Varamientos del Principado de Asturias refuerzan un equipamiento singular que debe servir como elemento tractor de la economía azul en la necesaria diversificación del tejido económico de nuestra ciudad.

Porque hablar de una ciudad verde es hacerlo también de una economía sostenible basada en la innovación, el conocimiento, las energías limpias y el empleo de calidad. Un Gijón verde y digital que se reconoce en la ampliación del Parque Científico y Tecnológico en Cabueñes, pero también en el proyecto de descarbonización de la factoría de ARCELOR MITTAL en Veriña o en las inversiones medioambientales que lentamente va ejecutando la Autoridad Portuaria en El Musel. 

Este ha sido uno de los debates medioambientales de este mandato. Cómo la actividad económica, sobre todo la vinculada a la industria tradicional y portuaria, trasformaba sus procesos productivos y logísticos para reducir su impacto en el medio ambiente y en la salud de las personas

Creo sinceramente que en esto también hemos avanzado. Las inversiones en marcha son clave para mejorar la calidad del aire en la zona oeste de la ciudad. Y a este objetivo hemos sumado el esfuerzo del Ayuntamiento desde el marco competencial que nos corresponde, pero también desde la exigencia y la cooperación con el Principado de Asturias. Resultado de este trabajo son las 25 medidas del plan de acción que busca reducir las emisiones a corto plazo con incidencia en la industria, el puerto y el tráfico, o el protocolo de actuación ante episodios de contaminación desarrollado por el Ayuntamiento.

Pero no solo. La Calzada y El Lauredal tendrán la primera zona de bajas emisiones de Gijón a través de un potente proyecto inversor que contribuirá a transformar el barrio. A las trece calles de la ecomanzana, ya en ejecución, seguirán los entornos escolares de todos los colegios públicos del barrio. Y a este conjunto de actuaciones ha de sumarse necesariamente el vial de Jove. Cada mes que se retrase el inicio de las obras será un mes de fracaso de quienes en este salón nos sentemos a la hora de exigir al Gobierno de España el cumplimiento de sus compromisos. 

Cuando hace ahora más de tres años llegué a la concejalía de Medio Ambiente y Movilidad, uno de los funcionarios me resumió en una frase los retos a los que iba a tener que hacer frente: “en invierno la contaminación atmosférica y en verano el Piles”. 

En efecto, el río Piles, con su impacto en la playa de San Lorenzo, es otro de los temas a los que más esfuerzo técnico y político hemos dedicado durante este mandato, quizá porque nunca antes se había hecho a pesar de que su evidente deterioro estaba a la vista de todos. 

Desde el otoño de 2019 hasta ahora se han sucedido los trabajos de intervención en el río y en las redes de saneamiento que tiene asociadas. Se han identificado y eliminado vertidos, se han puesto en funcionamiento el pozo de tormentas -el segundo este mandato- y el interceptor de Viesques, y se iniciarán ahora las obras de reforma del colector de Peñafrancia. Un ambicioso plan de actuaciones al que seguirán los trabajos de renaturalización y restauración ambiental gracias a los casi tres millones de euros de fondos europeos recibidos a través de la convocatoria de la Fundación Biodiversidad. La propuesta para los ríos Piles y Peñafrancia fue la tercer mejor puntada de las 230 presentadas en todo el país.

Con todo, no son los únicos ríos a los que hemos prestado atención estos años. El convenio firmado el pasado mes de julio con la Confederación Hidrográfica del Cantábrico dota a Gijón de un instrumento ágil y eficaz para la gestión de todos los cauces fluviales de nuestro concejo, como demuestran los trabajos ya realizados en los ríos Peñafrancia, Aboño y Pilón o en el arroyo Santurio. 

Gijón ha dado un paso de gigante en el cuidado de sus ríos y de sus sistemas ecológicos asociados. Y también en el cuidado de su litoral. La puesta en funcionamiento de la EDAR del este ha terminado con años de sanciones de la Comisión Europea a España, pero sobre todo con los vertidos diarios sin tratar de más de 100.000 gijoneses al mar Cantábrico. Y ha sucedido durante este mandato y con este gobierno. 

La movilidad, estamos convencidos, es otra de las grandes políticas que permite transformar las ciudades hacia paradigmas de organización urbana del siglo XXI. La planificación urbana ya no la definen los coches, ahora la definen las personas. Esta frase, una imagen, la de la renovada avenida de El Molinón, y dos proyectos, los de la remodelación de las fachadas marítimas, sirven para resumir estos más de tres años de cambio en el modelo de movilidad de Gijón

En el balance hay una Ordenanza de Movilidad Sostenible aprobada por 19 concejales de un total de 27. Y hay un Plan de Movilidad Sostenible que el pasado 7 de noviembre recibió el apoyo mayoritario del Consejo Sectorial. Cambiar un modelo de movilidad nunca es fácil y lleva tiempo, mucho tiempo, pero creo sinceramente que el consenso alcanzado con el movimiento vecinal, las patronales empresariales y los sindicatos, los colegios profesionales, las comunidades educativas y las asociaciones vinculadas a la movilidad, los jóvenes, la discapacidad o las mujeres es el mejor de los puntos de partida. Un consenso ciudadano amplio y consolidado que nadie debería despreciar. 

Ordenanza y Plan de Movilidad son dos instrumentos de un mismo modelo en el que Gijón ha ido avanzando durante estos años con actuaciones de recuperación del espacio público para el peatón, de impulso a la movilidad ciclista, de redefinición y potenciación del transporte público o de transformación de los entornos escolares y con ellos de nuestros barrios.

Hemos planificado y también hemos ejecutado. Y lo seguimos haciendo. Ejemplo de ello son los carriles bici de El Coto o Sanz Crespo, la red de ciclocarriles, las plataformas únicas de Covadonga o la ya mencionada ecomanzana de La Calzada, los carriles bus del eje Gran Capitán-Brasil, ejecutado, y Constitución y Pablo Iglesias, adjudicados, el entorno escolar del colegio Clarín, la avenida de El Molinón o el nuevo servicio público de bicicleta, que empezará a funcionar la próxima primavera. También el aparcamiento disuasorio de la avenida de Portugal, que licitará en unos meses el Principado.

Hablar de medio ambiente y de movilidad este mandato ha sido, en fin, hablar de modelo de ciudad. De un modelo de ciudad en construcción al que contribuirán de manera decisiva los más de veintisiete millones de euros conseguidos hasta ahora en las sucesivas convocatorias de fondos europeos. 

Dedicaré parte de mi segunda intervención a repasar qué otras políticas han definido estos años el modelo de ciudad que estamos construyendo. Pero quiero cerrar este primer turno con dos reflexiones.

La primera es que hoy es 30 de noviembre y por tanto el mandato no ha terminado. Gijón necesita un presupuesto que consolide el camino de la recuperación, y se equivocará quien renuncie al diálogo y al acuerdo como estrategia electoral. Acordar en el Congreso no puede ser más sencillo que acordar en la Plaza Mayor

La segunda, más que una reflexión, es un deseo, siendo este el último debate sobre el estado del municipio del mandato. Espero y deseo que la próxima Corporación lo tenga más fácil, sin crisis que gestionar y con vocación para la propuesta, el diálogo y el acuerdo. La mejor manera de reivindicar la política es ejercerla. Estoy convencido de que nuestra ciudad la necesita.

SEGUNDA INTERVENCIÓN

Decía en mi primera intervención que si de algo habíamos sido capaces este mandato había sido de plantear un modelo de ciudad y de desarrollarlo proyecto a proyecto. Sí, este mandato ha sido el mandato de la planificación y los proyectos, porque en los ocho años anteriores no hubo ninguno. El resultado de planificar y proyectar es fácil de cuantificar: 27 millones de euros de fondos europeos hasta la fecha frente a los 70 millones de deuda con los vecinos que dejó el gobierno anterior. Lo bueno de los balances es que permiten establecer comparaciones.

A lo largo de estos años se ha avanzado, de la mano de la concertación social, en el despliegue de las políticas activas de empleo orientadas a la inserción sociolaboral, especialmente de los colectivos más vulnerables, como son las mujeres y los jóvenes. A la vez que se ha potenciado la actividad económica, con los nuevos desarrollos de suelo y equipamientos empresariales -la ampliación del Parque Científico, los nuevos espacios en La Laboral o el vivero en La Camocha, entre otros- o los programas de apoyo al comercio local. 

Gijón tiene hoy más empleo que en 2019. Mientras el número de personas en paro al inicio del mandato era de 19.791, tres años después, en junio de 2022, la cifra se situaba en 17.865. El empleo en nuestra ciudad creció en un contexto de crisis económica. Lo hizo en un marco de recuperación de derechos laborales y de mejora de la calidad del empleo impulsado por el Ministerio de Trabajo del Gobierno de España. Por primera vez las trabajadoras y los trabajadores salen de una crisis con más derechos. No es lo mismo que la ministra de Trabajo sea Yolanda Díaz a que lo sea Fátima Báñez.

En materia social, un área especialmente sensible para Izquierda Unida, ha habido avances significativos en el trabajo de la Red de Inclusión Activa, en los programas vinculados a la atención a las personas mayores o en la apuesta por aumentar el parque público de vivienda para fomentar el alquiler social. Sin embargo, atender lo urgente no nos ha permitido la redefinición de los servicios sociales que nos proponíamos y que creemos sigue siendo necesaria. Es además a esta área a la que más perjudica el funcionamiento ineficaz de la administración municipal.

Urbanismo, educación, igualdad, cultura, turismo, cooperación internacional, memoria democrática… El tiempo de la intervención no da para repasar todas las áreas, pero en todas ellas se ha avanzado y contribuyen a configurar el modelo de ciudad que hemos impulsado estos años. De él forman también parte decisiones como la de poner fin al maltrato animal en la plaza de El Bibio o eliminar de nuestro callejero el homenaje a un rey que se ha demostrado de todo menos ejemplar.

Este mandato ha sido también el del inicio de las obras de ampliación del Hospital de Cabueñes, que debe acompañarse de un imprescindible refuerzo de la atención primaria en toda la ciudad. La sanidad pública se defiende con inversión, pero también con una buena planificación y gestión de los recursos.

No me olvido, cómo hacerlo, del plan de vías. De sobra conocen mi opinión sobre cuál es la prioridad desde el punto de vista de la movilidad para Gijón y para el conjunto del área central de Asturias: creo que no situar la puesta en marcha del metrotrén como el eje fundamental del proyecto es un error. La prioridad de Gijón no es una estación término para el largo recorrido sino una estación lineal con siete paradas para las cercanías. Dicho esto, creo que los pasos dados durante estos años aportan seriedad, rigor y certidumbre a un proyecto que sigue siendo fundamental para el desarrollo económico y social de nuestra ciudad. Pero también creo que los plazos siguen resultando inasumibles.

A lo largo de esta sesión plenaria todos los grupos políticos hemos hablado de proyectos, planteado ideas, propuesto actuaciones… Lo haremos con mucha más intensidad en los programas con los que en unos meses nos presentaremos a las elecciones. Pero para nos convertirnos en vendedores de humo, conviene que empecemos a explicar cómo los vamos a financiar. Gijón sigue teniendo una presión fiscal por debajo de la media de los municipios españoles. Si tuviéramos la misma que Oviedo, recaudaríamos 42 millones de euros más cada año, 168 cada mandato. No estoy con esto proponiendo tener la misma fiscalidad que nuestra ciudad vecina, pero sí una que nos acerque a la presión fiscal media y nos permita financiar el modelo de ciudad y de servicios públicos que queremos para Gijón. Sin abordar este debate, sin aumentar la capacidad de financiación municipal o explicar de dónde se va a recortar, no hay programa electoral que no sea papel mojado.