Gobierno de Xixón: Incapacidad, inercia e incumplimiento. Crónica de un naufragio
Celebramos hoy un nuevo Debate sobre el Estado del Concejo, el segundo de la legislatura, y el balance respecto al primero bien podría resumirse en que todo sigue igual. Gijón continúa hoy con un Gobierno en minoría instalado en lo que podríamos denominar las tres íes –la incapacidad, la inercia y el incumplimiento-, mientras los grupos de la oposición, unos más que otros, nos esforzamos porque los platos rotos de esta Corporación, del Gobierno y de la oposición, no los paguen las gijonesas y los gijoneses.
A pesar de nuestro esfuerzo, Gijón adolece hoy de un Gobierno incapaz de definir el modelo de ciudad para las próximas décadas, y naufraga cada vez que se embarca en un nuevo intento. Se embarcó en la redacción de un Plan Estratégico que hoy duerme el sueño de los justos: nada sabemos del documento desde que fuera aprobado por la Junta de Gobierno en mayo de 2016, y mucho menos de la implantación de las estrategias en él definidas en las distintas áreas y políticas municipales. Naufragó.
Se embarcó también en la redacción de un Plan de Reforma y Transformación Organizativa de la Administración Municipal, impulsado por los sindicatos, un ambicioso y necesario proyecto de modernización de nuestra Administración para hacerla más eficiente, más eficaz, más ágil y más cercana a las gijonesas y los gijoneses. Pero la incapacidad y la falta de liderazgo hacen que el proyecto siga paralizado o, si prefieren, no avance. Naufragó.
Se embarcó también en la elaboración de un Plan Integral de Movilidad Sostenible y Segura que debería definir un nuevo modelo de movilidad que contribuyera a construir un Gijón más sostenible, seguro y saludable. Pero más allá de un diagnóstico insuficiente, y en algunos puntos equivocado, y de un espacio de participación que el Gobierno se toma tan en serio como para que el concejal delegado haya abdicado de cualquier responsabilidad, no ha avanzado. Naufragó.
Se embarcó también, y trabajo les costó, en un proceso de Presupuestos Participativos que desde el principio tuvieron una virtualidad: el consenso en torno a la crítica de los grupos de la oposición y de las entidades ciudadanas al modelo elegido, e incluso el disenso en el propio Gobierno. Tras dos ediciones, la segunda todavía en curso, acceden a consensuar con grupos políticos y entidades ciudadanas un nuevo modelo para 2019, y tras varias reuniones de trabajo, cancelan de forma unilateral el proceso. Curiosa manera de entender la participación ciudadana. Naufragó.
Cuatro ejemplos, no son los únicos, de proyectos estratégicos que deberían servir para contribuir a definir el diseño del Gijón del mañana y en los que el Gobierno naufragó. Un Gobierno que podría también definirse como el de las buenas palabras y las pocas acciones.
Si la incapacidad le hace naufragar, la inercia y el caos en el día a día le hace ir a la deriva. La gestión diaria del Ayuntamiento sigue siendo ineficaz y esa ineficacia la pagan las gijonesas y los gijoneses. Lo dijimos en el debate de hace un año y lo repetimos hoy: quienes vinieron a la política con la bandera de ser gestores eficaces han resultado ser altamente ineficaces. No se explica si no cómo teniendo Presupuesto desde el 1 de enero, hay entidades sociales que llevan diez meses desarrollando proyectos y servicios acordados con el Ayuntamiento y todavía no han firmado los convenios y, en consecuencia, no han recibido la financiación comprometida.
O tampoco se explica cómo de los 6.925.224 euros destinados a inversiones financieramente sostenibles en 2016, con cargo al remanente de 2015, solo se ha ejecutado el 53,5%. Los errores en la valoración, con obras ejecutadas en un importe muy inferior al previsto, por un lado, y la demora en la ejecución, por otro, provocarán que queden obras sin desarrollar al final de este ejercicio y que la financiación deba ser destinada a la amortización de deuda. Una vez más el pago de la deuda se antepone a las necesidades de la ciudad, en unos casos de manera planificada, y en otros consecuencia de la inercia en la que está instalada este Gobierno.
Si hablamos de la inercia y el caos que caracterizan el día a día municipal, las obras de El Kilometrín y la calle Marqués de San Esteban son dos ejemplos paradigmáticos. La reforma del equipamiento deportivo, impulsada por mi Grupo en este Pleno en diciembre de 2015, y que venía de una reforma previa que había sido un auténtico fracaso, acaba de terminarse: prácticamente dos años han pasado desde el acuerdo plenario. Un camino que parecen seguir la reforma de la calle Marqués de San Esteban o la urbanización de la parcela central del barrio del Polígono de Pumarín: obras ejecutadas incumpliendo los contratos y cuyos acabados siguen siendo motivo de reclamación tanto de vecinas y vecinos como de los propios servicios técnicos municipales.
Pero quizá el ejemplo que mejor ilustra la inercia del Gobierno es el de DIVERTIA: una empresa municipal que gasta, de manera consciente, por encima de su presupuesto, y solicita luego más crédito al Ayuntamiento porque no llega a cubrir lo programado hasta final de año. ¿Les parece a ustedes esto un ejemplo de gestión eficaz? A nosotros no.
Por eso hablamos de un Gobierno incapaz, de un Gobierno instalado en la inercia, y de un Gobierno que ha convertido el incumplimiento en norma. Y aquí, si me lo permiten, me voy a detener. Porque sin ánimo de convertir este Pleno en un Pleno de seguimiento de los acuerdos plenarios (si recuerdan, una proposición del Grupo Ciudadanos aprobada por unanimidad en abril de 2016, y que sin embargo solo ha sido cumplida desde entonces en una ocasión, a pesar del ímpetu inicial de la señora Alcaldesa), creemos que es necesario rebatir, con ejemplos claros, ese relato en el que está instalado el Gobierno de que son conscientes de que están en minoría y por eso son capaces de dialogar y de llegar a acuerdos con la oposición. Lo cierto es que llegan a acuerdos para, en un porcentaje muy elevado, no cumplirlos. Porque no se trata ya de que no cumplan los acuerdos que impulsa la oposición y en los que ustedes no participan, que también. Es que incluso aquellos en los que ustedes participan, votando favorablemente en el Pleno, los incumplen.
Sirva como primer ejemplo la elaboración del Plan Integral de Juventud, un colectivo al que volveré más adelante. En octubre de 2015 mi Grupo trasladó al Pleno una propuesta del Conseyu de Mocedá para que Gijón contara con un conjunto de medidas que sirvieran para dar respuesta a la realidad juvenil del concejo. Dos años después, no hemos pasado de la fase de diagnóstico, y solo tenemos un estudio, presentado hace apenas unas semanas, que no hace sino evidenciar la urgente necesidad de articular políticas para las jóvenes y los jóvenes gijoneses. Una proposición que contó con su voto.
El mismo camino lleva la reforma del Reglamento Orgánico de Participación Ciudadana. Aprobado por este Pleno en enero de 2016 y elaborado un borrador en noviembre del mismo año, que no fue entregado a los Grupos Municipales hasta marzo de 2017, se encuentra ahora paralizado porque la última buena nueva es que el Gobierno va a sacar a licitación en marzo de 2018 la elaboración de un plan que reordene los instrumentos de participación ciudadana del Ayuntamiento a través de la contratación de una empresa. Es decir, que con toda probabilidad, el acuerdo plenario no será cumplido esta legislatura. Otra proposición que contó con su voto.
Si continuamos haciendo un repaso por las reformas de Ordenanzas y Reglamentos impulsadas por este Pleno vemos cómo se suceden los incumplimientos por parte del Gobierno: siguen pendientes las revisiones de las Ordenanzas de Subvenciones, Convivencia Ciudadana, Accesibilidad Universal, Ruido y Prestaciones Sociales, los reglamentos de nuevos Consejos Sectoriales (Bienestar Social, Protección y Bienestar Animal…), el Reglamento Orgánico de Funcionamiento del Pleno (desde febrero lleva sin reunirse la Comisión constituida a tal efecto) o el Plan Estratégico sobre Subvenciones (del que nada hemos vuelto a saber tras un borrador claramente insuficiente).
La misma suerte han corrido otros acuerdos plenarios: la implementación del servicio Gijón-Bici y el estudio de viabilidad sobre un modelo de gestión pública directa, la investigación sobre los refugios antiáereos de los años 30 que existen en el subsuelo de Cimavilla y Begoña, la reforma de los campos de fútbol La Camocha y Covadonga, y así podríamos seguir hasta consumir el tiempo de mi intervención. En definitiva, el relato de un Gobierno que ha convertido el incumplimiento en norma.
Un norma que ha tenido durante este último año dos excepciones que han permitido convertir dos acuerdos de mínimos en la aprobación de unos Presupuestos, en diciembre de 2016, y en la aprobación inicial de un Plan General de Ordenación, en febrero de 2016 y en septiembre de 2017. En ambos casos con el esfuerzo desarrollado por mi Grupo y por otros grupos de la oposición con el objetivo de que un mal Gobierno no supusiera el bloqueo y la parálisis permanentes en temas estratégicos para Gijón.
Los Presupuestos de 2017 incorporaron los compromisos derivados de la concertación social acordada con los agentes sociales en materia de promoción económica, formación y generación de empleo; la puesta en marcha del Plan de Emergencia Social – Renta Social Municipal como nuevo instrumento de la política social municipal, cuyo objetivo no es otro que poner todos los recursos disponibles al servicio de las personas que lo necesitan; partidas económicas para el 0,7% en políticas de Cooperación y Ayuda al Desarrollo o para políticas de recuperación de la Memoria Democrática; o los compromisos adquiridos en materia de inversiones a través de los Consejos de Distrito y de los primeros Presupuestos Participativos. Acuerdos que, junto a la incapacidad de la izquierda para articular una alternativa al Gobierno, impulsaron la abstención de mi Grupo para facilitar la aprobación de los Presupuestos. No conseguimos un Gobierno de izquierdas en 2017, pero sí contribuimos, al menos, a tener un instrumento útil que evitara los recortes presupuestarios e introdujera nuevas políticas para la mayoría social.
El Plan General de Ordenación ha sido la otra excepción de este año de incapacidad, inercia e incumplimiento. La incorporación al nuevo planeamiento urbanístico de elementos que refuerzan la protección ambiental, limitan la dispersión urbana y el consumo de suelo protegiendo la zona rural, y preservan los terrenos de Naval Gijón y Mina La Camocha para tejido productivo, unidos al compromiso de destinar 200 millones de euros de inversión a un plan de rehabilitación de viviendas y barrios degradados, facilitaron el voto favorable de mi Grupo, junto al de otros cuatro, a la Aprobación Inicial en 2016 y a la apertura de un segundo periodo de exposición pública en 2017. Mantener el consenso político y social en torno al modelo de ciudad, y trabajar por ampliarlo, es responsabilidad del Gobierno y un objetivo que esperamos no pierda de vista hasta la Aprobación Definitiva.
Otro proyecto estratégico de ciudad, y que lleva quince años siéndolo –siendo un proyecto y siendo estratégico-, es la integración del ferrocarril en Gijón. El Plan de Vías y el Metrotrén han formado parte de los debates políticos y sociales de este año. Mi Grupo ha sido especialmente insistente a la hora de plantear la necesidad de que el alcance del soterramiento de las vías se amplié hasta Veriña o, al menos, hasta La Calzada –una reivindicación irrenunciable si queremos cohesionar social y territorialmente toda la ciudad-, y de que el trazado del Metrotrén se prolongue hasta el Hospital de Cabueñes, un elemento clave en el diseño de un nuevo modelo de movilidad sostenible no solo para Gijón sino para el conjunto del Área Central de Asturias.
Si bien estamos satisfechos con la unanimidad alcanzada en el último Pleno en torno a estos criterios y con su asunción por parte del Ministerio de Fomento para la firma del nuevo convenio de Gijón al Norte, seguimos siendo muy escépticos en relación a la viabilidad económica del proyecto anunciado.
A la vista de los incumplimientos de los últimos años, de la multitud de promesas realizadas en diferentes ciudades del Estado, y del marco económico en el que nos encontramos, más parece un ejercicio de propaganda que de compromiso político.
En cualquier caso, señora Alcaldesa, de las excepciones a la norma no vive una ciudad. Estos acuerdos de mínimos, pese a su importancia estratégica para Gijón, son la excepción a la norma en la acción de un Gobierno incapaz que vive instalado en la inercia y el incumplimiento. Y en ningún caso dan respuesta a las necesidades que hoy siguen teniendo las gijonesas y los gijoneses.
Nuestra ciudad sigue soportando una tasa de paro insostenible: 22.273 personas están en desempleo en Gijón según los datos del Servicio Público de Empleo del mes septiembre. Se rompe así la tendencia de los últimos meses: crece el paro y vuelve a niveles del mes de junio. Los datos de contratación, y por tanto de creación de empleo, no son mejores: de los 9.637 contratos registrados en septiembre en Gijón, tan solo 593 fueron indefinidos; el resto fueron contratos temporales (8.942) y de formación (102). Estos datos dibujan la situación sociolaboral de nuestra ciudad: desempleo, y empleo precario basado en la temporalidad, los bajos salarios y la escasa protección social. En definitiva, una situación de vulnerabilidad social que sufren personas en desempleo, personas con empleo precario y pensionistas.
Los datos del último informe de la Red Europea contra la Pobreza y la Exclusión Social no son más alentadores. En Asturias, el 18,5% de la población está en riesgo de pobreza y exclusión social: 192.882 asturianas y asturianos. De ellos, 139.709 están por debajo del umbral de la pobreza, percibiendo menos de un 60% del salario medio, y 47.960 viven con menos de 342 euros mensuales. Algo falla en nuestro sistema de protección social cuando en Asturias la pobreza severa alcanza a un 4,6% de la población, una cifra que representa un incremento de dos décimas respecto al año anterior. Estamos ante un escenario en el que la pobreza se cronifica y se intensifica: las personas que sufrían pobreza en 2015 sufren más pobreza en 2016.
En nuestra ciudad los datos inciden en la misma realidad: mientras que en 2015 había en Gijón 4.848 personas perceptoras de Salario Social, un año después se cerraba 2016 con 5.524. El número de solicitudes tramitadas por la Fundación Municipal de Servicios Sociales también creció en el mismo intervalo, pasando de 1.711 en 2015 a 1.968 en 2016.
Decía hace unos minutos que volvería a detenerme en La situación social de la juventud gijonesa. Precisamente ese es el título del estudio elaborado por los sociólogos Daniel Sorando y Stefano De Marco que debería servir para marcar la hoja de ruta a la hora de diseñar las políticas de juventud en nuestra ciudad. Sin ánimo de extenderme, creo necesario situar en este debate algunos de los datos y conclusiones del estudio:
- En los últimos 10 años, la población joven de entre 15 y 29 años no ha dejado de disminuir en Gijón: de las 54.074 personas jóvenes que vivían en nuestra ciudad en 2001 (20% sobre la población total) pasamos a las 31.830 en 2015 (11,6% sobre la población total). Los índices de irrelevancia poblacional son más intensos en Gijón que en Asturias o en España: las personas jóvenes en nuestra ciudad corren el riesgo de perder tanto peso poblacional que su influencia social, económica, cultural y política se desvanezca, y sus necesidades sociales no sean cubiertas.
- La tasa de desempleo juvenil se ha mantenido en Gijón por encima del 40% desde el año 2004, y la precariedad se ha consolidado como el modo de relación de las personas jóvenes con el mercado laboral en nuestra ciudad: 9 de cada 10 contratos son temporales, y las únicas categorías sociolaborales cuyo peso crece entre los jóvenes gijoneses durante la primera década del siglo XXI son los profesionales (cada vez más devaluados salarialmente), los servicios personales (paradigma de la precariedad laboral) y el desempleo (experiencia hegemónica entre la población activa joven de Gijón).
- La tasa de emancipación juvenil en Asturias se sitúa en el 18,4%, un porcentaje que representa una caída del 11,52% respeto al primer semestre de 2016. El porcentaje de población joven emancipada en Asturias, y en Gijón, se sitúa por debajo de la media española.
- Entre los años 2009 y 2013 han emigrado a países extranjeros más de 4.800 jóvenes asturianos.
- El índice de fecundidad en Gijón (0,99) se sitúa por debajo del promedio europeo y de la tasa de reemplazo de una población. La baja fecundidad en una estructura de población envejecida como la gijonesa constituye una amenaza para las prácticas de reproducción social, solidaridad intergeneracional y equilibrio territorial.
En conclusión: perdemos población joven y precarizamos sus condiciones de vida impidiéndoles desarrollar un proyecto vital en nuestra ciudad. Convendrán con nosotros en la urgencia de revertir esta situación. El Plan Integral de Juventud debe convertirse en un Pacto con la Juventud que comprometa a instituciones, sindicatos, tejido empresarial y sociedad civil. Lo contrario será un fracaso del conjunto de la ciudad que no nos podemos permitir. El Ayuntamiento debe involucrarse en dar solución a esta situación; debe hacerlo y, como señala el propio estudio, puede hacerlo.
Los índices de contaminación atmosférica en nuestra ciudad, en especial en los barrios de la zona Oeste, deben formar parte también del análisis sobre el estado en que se encuentra hoy Gijón. Mi Grupo ha sido especialmente activo en esta materia, no solo en una actitud de denuncia, sino fundamentalmente planteando propuestas concretas en el Ayuntamiento y en la Junta General que contribuyan a dar solución a uno de los mayores retos a los que se enfrenta nuestra ciudad: pacto con la industria para reducir la emisión de gases, y medidas que disminuyan la dispersión de partículas derivadas de la actividad en los graneles de minerales.
Cuando hablamos de calidad ambiental lo hacemos de la salud de las personas. La superación recurrente de los niveles de emisión de partículas contaminantes a la atmósfera por parte de la industria tiene implicaciones directas en el desarrollo de enfermedades: un estudio reciente del Centro Nacional de Epidemiología concluye que la mortalidad por cáncer es un 17% mayor en las zonas industriales del país, y un estudio de la Consejería de Sanidad relaciona contaminación y enfermedades respiratorias, y en menor medida circulatorias, señalando como principales factores de riesgo el NO2, las partículas en suspensión y el SO2.
Señora Alcaldesa: no somos ingenuos y tampoco demagogos. Somos conscientes de que el Ayuntamiento no puede dar respuesta por sí solo a la situación económica, social y ambiental de nuestra ciudad: no lo puede hacer bajo un Gobierno de Foro y no lo podría hacer bajo un Gobierno de Izquierda Unida. Pero sí puede utilizar y orientar todos los instrumentos a su alcance, que no son pocos, para contribuir a articular la respuesta a estos retos, huyendo de políticas cortoplacistas y equivocadas, y liderando una coordinación entre Administraciones y agentes económicos y sociales. Nos haríamos trampa a nosotros mismos si limitásemos el Debate sobre el Estado del Concejo a hablar de la gestión municipal y eludiéramos abordar lo que pasa fuera de estas cuatro paredes, que es, para la inmensa mayoría, la realidad cotidiana.
Llegados a este punto, de mi intervención y de la legislatura, la pregunta que cabe hacerse parece obvia: ¿qué hacer? ¿Qué hacer ante un Gobierno incapaz que se ha instalado en la inercia y el incumplimiento? ¿Qué hacer ante una realidad económica, social y ambiental ante la que suenan todas las alarmas? ¿Qué hacer ante la ausencia de rumbo de un concejo que navega a la deriva?
Hace un año, en el anterior Debate sobre el Estado del Concejo, Izquierda Unida propuso una moción de censura y un Gobierno de cambio que desarrollara un programa alternativo desde la izquierda. Pero nuestra propuesta no obtuvo el suficiente eco. ¿Puede volver a plantearse un año después?
Cuando queda poco más de año y medio para la celebración de unas nuevas elecciones municipales, ¿daría tiempo a acordar un programa de Gobierno, diseñar una estructura directiva, elaborar un presupuesto, y desarrollar tanto el programa acordado como las medidas presupuestarias? O lo que es más importante porque condiciona el resto de respuestas: ¿se darían las condiciones en la izquierda para llevar a buen puerto una moción de censura? La respuesta a esta pregunta depende más de los dos otros grupos políticos de la izquierda que de nosotros.
En política, cuando no es posible lo mejor, hay que optar por lo menos malo. Cuando somos incapaces de articular un Gobierno de izquierdas, debemos esforzarnos por incidir en lo concreto y contribuir a sacar adelante acuerdos puntuales que eviten la paralización de nuestra ciudad. Ni los cálculos electorales ni las estrategias partidistas pueden convertir a Gijón y los gijoneses en rehenes de su Ayuntamiento y de la política.
En las próximas semanas se iniciará, previsiblemente, la negociación presupuestaria. Desde Izquierda Unida ya adelantamos que apostamos porque Gijón, al igual que Asturias, tenga Presupuesto en 2018. Todos sabemos que las prórrogas presupuestarias se traducen en recortes en el gasto público, y más en el ámbito local, donde la regla de gasto funciona como elemento aliado de las políticas de austeridad que han caracterizado las políticas económicas en nuestro país desde el año 2010. Pero no nos vale, evidentemente, cualquier Presupuesto.
Gijón debe contar el año que viene con cada uno de los programas acordados con los agentes económicos y sociales en la concertación social. También con el Plan de Emergencia Social – Renta Social Municipal. Políticas como el 0,7%, la recuperación de la Memoria Democrática, la inversión ligada a la rehabilitación de viviendas y barrios degradados, la promoción del acceso a la vivienda orientada a fórmulas de alquiler social, o medidas específicas dirigidas a dar respuesta a las necesidades de la juventud gijonesa deben estar presentes en el Presupuesto de 2018.
La responsabilidad última de que haya o no Presupuesto en 2018 es del Gobierno. Y señora Alcaldesa, mal precedente han sentado ustedes con las Ordenanzas Fiscales y los Precios Públicos: no han sabido negociar, y en su incapacidad han comprometido la financiación disponible para el año próximo.
Miren, mi Grupo no da por terminada la legislatura. Y cometería un error quien así lo hiciera y decidiera hoy abrir la precampaña electoral. Quedan casi veinte meses para las próximas elecciones municipales, demasiado tiempo para sostener una estrategia de ruido, reproches y brocha gorda. El objetivo de la política es resolver los problemas de nuestra sociedad, no convertirse en uno de ellos.
La izquierda que ha renunciado a liderar esta ciudad no puede instalarse en el cuanto peor mejor. Porque el cuanto peor lo sufren los ciudadanos, y el cuanto mejor no ayuda a estrategias de partido. Esos tiempos acabaron.
Busquemos acuerdos de mínimos que permitan que Gijón camine por una senda diferente al menos en los temas que afecten directamente a los ciudadanos. Lo contrario será contribuir a la incapacidad, la inercia y el incumplimiento del Gobierno mientras fuera de estas cuatro paredes la realidad económica, social y ambiental que vive la inmensa mayoría sigue siendo la misma.
Con un Gobierno como el de Foro pierde Gijón. Con una oposición que es incapaz de articular una alternativa también. No hagamos que nuestra negativa en unos casos, y nuestra incapacidad en otros, para buscar acuerdos de mínimos sirva para que Gijón siga perdiendo.