Una nueva ordenanza para una nueva movilidad

Aurelio Martín | Concejal de Medio Ambiente y Movilidad de Gijón
Publicado en El Comercio el 30 de octubre de 2020

Gijón ha dado el primer paso en la definición de su nueva movilidad. La aprobación inicial de la nueva ordenanza en el Pleno del pasado lunes supone un hito importante en el proceso que nos llevará a diseñar la forma en la que nos moveremos en los próximos años por nuestra ciudad. Se trata de incorporar el nuevo paradigma de la sostenibilidad a nuestra agenda urbana y a uno de los elementos que mejor la definen, que es, precisamente, el de la movilidad y nuestra forma de relacionarnos con el espacio público. 

Desde que el pasado febrero la Junta de Gobierno aprobara el proyecto de ordenanza han sido muchos los debates, en diferentes foros, que hemos tenido en torno a cómo entendemos la movilidad en Gijón. Las innumerables aportaciones de entidades y colectivos ciudadanos y profesionales que se han incorporado al texto original, las 119 enmiendas de los grupos políticos que hemos asumido, o la incorporación de la filosofía y los objetivos del Plan Integral de Movilidad de 2018 que, a pesar de los defectos formales, había contado con el consenso político y social el pasado mandato, hacen que la nueva Ordenanza de Movilidad que llegó esta semana al Pleno no sea un proyecto del gobierno, sino un proyecto de ciudad. Y quizá sea esa una de sus mayores fortalezas. La otra, que se alinea con los objetivos globales y con las agendas urbanas europeas e internacionales.

Pasarán todavía algunos años hasta que veamos aplicados todos los artículos de la ordenanza, porque las transformaciones que pretende son profundas, pero creo que por el camino iremos viendo una ciudad más amable y segura, más limpia y sostenible, y más moderna y eficiente. 

Más amable y segura porque pretende reordenar el espacio público bajo los principios de respeto y convivencia. Gijón camina hacia una Ciudad 30 porque la experiencia en otras ciudades ha demostrado que es la mejor medida para reducir los accidentes y mejorar la calidad de nuestro espacio urbano. Y lo hará además creando entornos singulares para promover una movilidad autónoma y segura de niñas y niñas, personas mayores y personas con movilidad reducida, como las calles y las áreas residenciales o los caminos escolares seguros. 

Más limpia y sostenible porque la protección del medio ambiente y de la salud de las personas es uno de los principios rectores de la ordenanza. Gijón restringirá la circulación de los vehículos más contaminantes en la zona urbana para mejora la calidad del aire que respiramos, creará zonas de bajas emisiones y promoverá la movilidad activa, favoreciendo los desplazamientos peatonales y en bicicleta frente a otros. También fortalecerá el transporte colectivo mediante toda una serie de regulaciones diseñadas para fomentar el uso del autobús urbano en nuestra ciudad como un elemento estratégico de nuestro sistema de movilidad.

Más moderna y eficiente porque regula las nuevas formas de movilidad que han ido apareciendo durante los últimos años y ya forman parte del día a día de nuestra ciudad, tanto en lo referente a los vehículos de movilidad personal como a los sistemas de movilidad compartida que han venido para quedarse. También porque pretende mejorar la gestión de la distribución urbana de mercancías a través de un sistema electrónico innovador y de la promoción de vehículos ligeros y poco contaminantes. Y porque actualiza nuestro obsoleto modelo de zonas de estacionamiento regulado hacia un modelo más ágil y eficaz. 

Es cierto que queremos una ciudad con menos coches, pero reducir a ello el alcance de esta ordenanza, a la vista de lo expuesto, me parece poco justo. No es además un objetivo, sino que será más bien una sana consecuencia de pacificar nuestro espacio urbano, fortalecer nuestro transporte público y favorecer la movilidad peatonal y ciclista. Lo que sí es cierto es que Gijón tiene hoy una nueva ordenanza para una nueva movilidad.